Virginia Giuffre, destacada defensora de sobrevivientes de abuso sexual y figura central en el escándalo de Jeffrey Epstein, se suicidó a los 41 años en su hogar de Neergabby, Australia Occidental. Su muerte marca el trágico final de una vida marcada por la resiliencia, la defensa de los derechos y la búsqueda incansable de justicia.
Nacida como Virginia Louise Roberts el 9 de agosto de 1983 en Sacramento, California, Giuffre tuvo una infancia tumultuosa, marcada por el abuso y la inestabilidad. En su adolescencia temprana, experimentó la falta de vivienda y la explotación. A los 16 años, mientras trabajaba en el resort Mar-a-Lago de Donald Trump en Florida, fue reclutada por Ghislaine Maxwell y le presentó a Jeffrey Epstein, lo que dio inicio a años de abuso sexual y trata de personas.
Giuffre se convirtió en una de las primeras mujeres en acusar públicamente a Epstein y a sus allegados, incluido el príncipe Andrés de Gran Bretaña, de abuso sexual. Sus acusaciones contra el príncipe Andrés, de quien afirmó haber abusado cuando tenía 17 años, atrajeron la atención internacional. Una fotografía ampliamente difundida que mostraba a Giuffre con el príncipe Andrés y Maxwell se convirtió en un símbolo del escándalo. En 2021, presentó una demanda civil contra el príncipe, que se resolvió extrajudicialmente en 2022 sin ninguna admisión de culpabilidad.
Más allá de sus batallas legales, Giuffre se dedicó a la defensa de derechos y fundó la organización sin fines de lucro Speak Out, Act, Reclaim (SOAR), anteriormente conocida como Victims Refuse Silence (Víctimas Rechazan el Silencio). A través de SOAR, brindó apoyo a sobrevivientes de abuso sexual y trata, utilizando su plataforma para crear conciencia e impulsar un cambio sistémico.
En las semanas previas a su muerte, Giuffre enfrentó desafíos personales. En marzo de 2025, sufrió un accidente automovilístico, tras el cual reportó insuficiencia renal. A pesar de los informes contradictorios sobre la gravedad del accidente, Giuffre compartió en redes sociales que le habían dado “cuatro días de vida”. Además, se encontraba en una disputa por la custodia con su exesposo, quien había presentado una orden de alejamiento en su contra.
La familia y los representantes de Giuffre la recordaron como una persona valiente y compasiva que transformó su trauma personal en una fuerza positiva. Sus incansables esfuerzos arrojaron luz sobre los problemas generalizados del abuso sexual y la trata de personas, inspirando a innumerables personas a denunciar y buscar justicia.
A Virginia Giuffre le sobreviven sus tres hijos. Su legado perdura a través de las vidas que tocó y la concientización que generó sobre la difícil situación de las sobrevivientes de abuso en todo el mundo.